Agua y Naves
Parece que escampa y salgo a dar una vuelta con la moto.

Al poco, cae de súbito AGUA sobre mi como si abriese la compuerta un hidroavión de extinción de
incendios.

Pues ahora sigo, de ahogados al rio. Y eso es precisamente la carretera de entrada al pueblo de NAVES,
una corriente de agua ansiosa por encontrar el Atlántico.

Tengo intención de acercarme a las ruinas de una antigua construcción perdida en un recóndito paraje.
Tomo la pista.

En este momento, nadie puede discutirme que la refrigeración de la Dominator es líquida.

Agujas de pino flotantes...

...y piedra pulida mojada, me entretienen e incordian a la vez.

Al rato, la senda parece complicarse...

...me bajo de la moto y voy a explorar el aspecto del "firme"

¡Bah, si no viniese solo seguia!

Dejo la Nx de cara a la salida y continuo a pie

Segun avanzo, celebro haber venido solo: "Si estos pasan, yo también" diria mi testosterona. Pero con
este irregular y resbaladizo suelo "tuneaba" la moto a las primeras de cambio. Seguro.

Sigo sin sacarme el casco. El camino es de ensueño...y la lluvia, de pesadilla.

Rozando las nubes, se asoman los restos del edificio.

Un tunel vegetal remata en un muro...

...que es la entrada.

Son las ruinas del monasterio de Santa Comba de Naves.

Unos monjes benedictinos lo fundaron en el año 888.

Aunque esta construcción data de 1760

Fué abandonada tan solo 76 años después.

En los sótanos hay restos de un lagar.

Hoy crecen loureiros- laurel- en su interior.

Los sólidos muros...

...conservan las marcas de los canteros.

Tras encontrar en unos huecos objetos de algun tipo de ritual, asi como restos de alguna misa negra, voy
hacia el exterior.

Lluvia y vegetación apenas me permiten fotografiar la fachada...

...y la balconada que se asoma a la vertiente del Miño.

Este rincón es desconocido por la mayoria de la gente de Ourense, pese a su cercania. Desde aqui,
obsevamos que la ciudad está recibiendo su porción de agua.

Voy en busca de la iglesia que esta exenta del monasterio. Desciendo un empedrado camino.

La humedad ha debido tocarme la centralita y camino como un robot.

Los madroños están generosos...

...y el bosque, denso.

Solo encuentro los restos circulares del palomar...

...y muchas mas bayas, que aqui llamamos morogos.

Regreso hacia el monasterio por caminos "encantados"

Por casualidad, distingo entre la retama un arco...

...entre la densa vegetación. Con la iglesia hemos topado.

El abandono va venciendo...

...la solidez de su estructura.

Un "champiñon" y una "amanita muscaria". Para desasosiego de los que no me quieren bién, el mordisco
de la seta no se lo dio el que se pone el hongo.

Paso delante del machacado escudo monacal.

Y me retiro justo cuando parece cesar la lluvia.

A quién no les jarreó fue a los de G. Earth; en su imagen señalé el palomar y la iglesia.

Abandono este enclave fascinante...

...para reencontrarme con la moto.

Start, rugido, suave vibración, clack y pista arriba.

Entro en Naves...

...en donde hasta sus ornamentos...

...todo es granito.

Un poco de aire para mi húmeda ropa.

El cielo...

...como arrepentido de tanto castigo...

...se disculpa con elegancia.

En el arcén veo una pétrea Virgen. Ante la duda que no sea la de la Cueva, me abstengo de echarle la
bronca.

No van mal los K60 en mojado.

Sobre todo ahora que cesó la lluvia...

...y puedo disfrutar algo mas.

Una pistilla sin barro me acerca a casa...

... con los vaqueros empapados. Justamente ahora el sol, menudo puñetero, empieza a brillar con fuerza.

Tras la caliente ducha compensatoria de la fria de hace un rato, noto que la nariz tiene una fuga y la
garganta amaga con griparse. Mientras decido que aditivo aplicar...

...una moto de los chavales me llama la atención, está cerca del mueble de las botellas...me da la
pista...y meto un par de dosis de crema de orujo que afinan de nuevo mi mecanica.

Saludos a todos.
Octubre 2014
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