Escapada al monasterio de Carboeiro
Usualmente las rutas que incluyen unas viandas mas o menos contundentes, suelen "alimentar" la última
parte de la crónica.
Pero la de hoy comienza, precisamente con una comida familiar en la modesta "palleira" del
pueblo de mi chica. Ingredientes sencillos: Pimientos, cebollas, lechuga, patatas y tomates del huerto contiguo;
guiso de pollo y conejo del corral de al lado...

...todo ello cocinado a fuego de leña. En una palabra: Sabor.


Con tanta familia deseosa de estar con los crios, le comento si nos escapamos con las motos. Me mira con
cara de agradable sorpresa...y apenas lo duda.

Salgo de Xunqueira hacia la capital, donde recogerá su moto para salir juntos. Tiene el pueblo una buena
colegiata.

Y como el rio Arnoia pasa por allí, me acerco por un camino, que parece otro rio, a su orilla.

Un antiguo pontón comparte entorno con represas de molinos.




Regreso a la moto y me planto en casa rodando por solitarias carreteras.




Ya con la compi delante, pasamos por tierras de Cea y Oseira.



¡Por fin un buén dia para rodar! Los valles occidentales de A serra do Faro nos acompañan hasta Rodeiro...




...donde han puesto,en una rotonda un componente del carro tradicional

Docenas de vacas (cercadas), ciento cuarenta y tres caballos (mal repartidos) y dos moteros (agarrados)
cerca de A Golada.


Con tantas flores, no podremos decirle a los chavales que vimos a Calamardo.

Curvas tan onduladas como las rectas hasta Vila de Cruces.


Y de ahí a Merza. Nos detenemos en los restos de su puente romano. El rio Deza fluye sonoro.



Los colectores de la Honda abrazan el chasis... los de la Yamaha...son mas "frios"

Mientras subimos al balneario de Baños da Brea, juego un poco con los efectos de la cámara.


Una "pose"...

...y una "no pose"

Bajamos del balneario por una carreterilla delicada de agarre, pero muy estética.


Y aunque la visera casi lo tapa, hacia allá vamos.

Llegamos algo tarde y no pudimos entrar al monasterio Benedictino de Carboeiro, que tuvo su apogeo
entre el siglo X y el XIII. Damos un paseo por su bucólico entorno.




La dedicación de algunos la desprecián los ignorantes.

Pero la paz del lugar nos serena solo con respirar.




El monasterio está ubicado en la península de un meandro, el rumor del agua es omnipresente, pero es
tímida y apenas deja ver.


Definitivamente se nos hace tarde y debemos regresar. Los dos "culines" de la Fazer.


Se anuncia el anochecer. La cercana fervenza (cascada) del rio Toxa quedará para otra ocasión.

Ya de regreso, con ganas de abrazar a los peques, nos paramos a observar el fin de fiesta que nos ofrece
la ruta.


Así nos vió el mapa:

Saludos a todos.
Septiembre 2014
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