La República del "Couto Mixto"

 Para salir a disfrutar con la moto las excusas son innecesarias pero si además se trata de acercarnos a un pequeño y desconocido enclave que fue “independiente” de Portugal y España, la salida adquiere más expectación.

Río Limia. Este río fue llamado Lethes (río del Olvido) por los antiguos romanos el cual se creía que tenía la propiedad de borrar la memoria de quienes lo cruzaban. En 138 a. C., el general romano Décimo Junio Bruto intentó deshacer el mito, que dificultaba las campañas militares en la zona. Se dice que cruzó el río Limia y entonces llamó a sus soldados desde el otro lado, uno a uno, por su nombre. Estos, asombrados de que su general recordara sus nombres, cruzaron también el río sin temor, acabando así con su fama de peligroso.

Rodamos por carreteras perdidas para tomar una pista en las cercanías de la montaña Aguioncha.

 A poco rápido que vayamos, algunos tramos de la senda se difuminan y mimetizan con el monte. Luego salimos a una pista principal fácil y con vistas a la aplanada comarca de A Limia.

 Volvemos a pisar el asfalto y enseguida aparece el punto fronterizo –un Peto de Ánimas-  donde entre el siglo XII y el XIX, comenzaba la República del “Couto Mixto”

 A todos los efectos era un micro-estado independiente del Reino de León (luego España) y Portugal. En sus tres núcleos poblacionales residían los 1000 habitantes que llegó a tener. Su extensión territorial era de 27 Km cuadrados.

 Enseguida entramos en el primer pueblo: Meaus. En el estaba la botica y el banco. Mas interés tiene el último edificio bancario pese a su abandono. De cerca apreciariamos agujeros o troneras para asomar los fusiles defensivos del dinero o mercancías allí custodiadas.

 Las gentes del Couto Mixto disfrutaban de privilegios como la de poder elegir nacionalidad española o portuguesa o simplemente ser “Mixtos”. Además estaban exentos de impuestos y tenían libertad de cultivos o negocios.

Cada tres invierno los habitantes de cada pueblo votaban a su representante. Eran los tres Homes de Acordo (Hombres de Acuerdo). Una larga recta nos acerca a Santiago de Rubiás, la capital administrativa, legislativa y judicial de esta singular República.

 Con el agradable y poco agresivo sonido de la TA, rodar por las estrechas callejuelas de Santiago tiene su punto. Inevitablemente, su iglesia nos sale al paso.

 El atrio de la iglesia era el lugar de reunión de los Homes de Acordo y del “Juez” que era el presidente de esta pequeña Andorra. Se elegía por voto directo de los habitantes. Allí mismo está la estatua de Delfín Modesto Brandón, último Juez del Couto Mixto.

 

 En el interior de la iglesia permanece el Arca de las Tres Llaves, donde se guardaban los documentos importantes. Cada uno de los representantes tenía una llave distinta y solo podía abrirse con los tres reunidos. En 1809 las tropas en retirada de Napoleón forzaron el arca y quemaron el archivo.

 El día es frío pero luminoso. Con productos de la tierra –y del mar- sedamos el hambre. Siempre al lado del Presidente Delfín.

 Saliendo de Santiago recuerdo que otra de las ventajas de este pequeño país era la de la mili. Estaban exentos sus pobladores de ser obligados a ser reclutados a ningún ejército, ni español ni portugués. Poco más puedo pensar pues pronto llegamos a Rubiás que está solo a kilómetro y medio de “la capital”.

 Aunque el pueblo es modesto en tamaño, todavía se conserva el horno comunal.

 Una de las más importantes singularidades del Couto Mixto es el Camino Privilegiado. Son 6 kms delimitados con piedras y mojones que comunicaban con Portugal. Aunque el camino sobrepasaba la frontera del Couto ninguna fuerza externa podía intervenir en todo su trayecto.

Por el discurría el libre transporte y comercio sin pago de tasas aduaneras. Incluso ningún fugitivo podía ser detenido salvo que pesase sobre el un delito de sangre. La prosperidad del Couto dependía de las mercancías de este camino, especialmente de la sal, tabaco y productos de ultramar.

 Este Camino Privilexiado termina en la población portuguesa de Tourem. Allí lo denominan camino del contrabando ¿Realidad? ¿Envidia de un territorio independiente? Da lo mismo, este pueblo luso tiene un tipismo acogedor. El río Salas le da lustre a esta zona.

 Nos aireamos de tanta historia y leyendas trepando con la moto por el sur de esta antigua democracia. El monte comunal de los “Mixtos” es ahora portugués pero nos permite sentir la moto y las perspectivas desde un privilegiado anfiteatro.

 El aire frío y un sol que empieza a descender dan más ambiente de aventura a esta ruta.

 Por pistas seguimos. Esta vez de nuevo por territorio gallego.

 La sierra de Raiña Loba –Reina Loba- está surcada por pistas de todos los colores, desde degradadas y trialeras para los que gustan de piedras y rebotes, hasta suaves carreteras sin asfaltar para la mas gordas.

 Después de negociar con unas bañeras heladas alcanzamos la Peña de las Fatigas. Un cartel a su pie explica que se realizaban sacrificios humanos. Tan real como tétrico. Por si acaso salimos de aquí con un golpe de gas.

El ocaso del sol está próximo y el de esta República de 700 años ocurrió en 1864 al firmarse el Tratado de Lisboa donde se definían las fronteras entre los dos países. Pese a los recursos de la administración del Couto, este fue absorbido por la corona española y su homóloga portuguesa se quedó con una franja sur del Couto Mixto y tres pueblos fronterizos denominados “Pueblos Promiscuos”   queda pendiente una ruta por ellos.

Las banderas apenas me entusiasman pero la de la República del “Couto Mixto” es ya inherente a los recuerdos de esta ruta llena de historia y caminos de tierra.

Se acaba un día de moto bien disfrutado. Los cien kilómetros que nos quedan serán nocturnos. Pero ha valido la pena.

Enero 2020