Nossa Senhora da Peneda
Mientras el aceite toma temperatura al ralentí...

...voy calentando la orientación mirando la ruta hacia una parte del Parque nacional portugués de
Peneda-Geres que pretendo realizar hoy.

La primavera, imparable, rebosa por los taludes.

Cruzamos el Miño cerca del coqueto balneario de Cortegada.


Escojo recónditas carreteras para acercarme a Portugal. Vamos paralelos a la linea fronteriza
marcada por el riachuelo Troncoso, a nuestra derecha.


De hecho, este modesto puente es "internacional". Cada rueda de la moto está en un país distinto.

Engranando como máximo la tercera seguimos nuestra ruta, viendo indistintamente lugares
y pueblos lusos o hispanos.





Otro pueblo mas y después, el adoquinado y tipo de construcción me confirman que estoy en Portugal.


Cruzamos sin deternos el pueblo serrano de Castro Leboreiro y su castillo mimetizado en los peñascos.


Tirando de zoom, a lo lejos resalta o Bico do patelo...

...una expléndida formación granítica. Hace unos años estaba también ahí.


Tras una pequeña incursión por pista salimos a Lamas de Mouro. Ya en pleno parque Peneda-Geres
una encrucijada de caminos va dirigiendonos a nuestro destino.






Hemos llegado. Estamos en la explanada del Santuario de Nossa Senhora da Peneda. La montaña, de una
única roca que le da nombre, empequeñece la iglesia.

A la Peneda se viene por devoción o por placer. Hoy vine a disfrutar de paisajes, aromas, sonidos,
moto.... por placer pués. Hay templos tan opresores que nada mas entrar sientes voces desde el
púlpito que te acusan de ser pecador ¡Solo por haber nacido! Asi, sin mas. Pero este al contrario,
es luminoso e invita a expandirse, permite que la alegria sea oración.

Las imágenes de un realismo ingenuo casi tienen un toque "naif".


Salgo y miro para la Peneda Meadinha, es asi como se llama. Está surcada por vias de escalada
una actividad correlacionada con la espiritualidad del lugar: También te eleva, no sin esfuerzo.



Hay peldaños y rellanos en el entorno del santuario para dar y tomar.

Reparo en la moto bajo un arbol. Pienso en lo fieles y generosas que son; a veces caprichosas
y en alguna ocasión nos dan un sobresalto, pero cuantas satisfacciones, amigos y buenos momentos
les debemos.

Me monto en ella - palmadita afectuosa en el depósito - para descender por una carretera que
nos concede buena perspectiva del lugar. Nos acerca al comienzo de la escalinita, con multitud de capillas
que nos llevarian a la explanada de donde venimos. Subiendo de rodillas, duras promesas se hacen aquí.





Hace calor, tengo sed y un cartel en la fachada de una taberna aumenta la temperatura de la
imaginación... felicito al publicista, me abrazo a la tentación y refigero el cuerpo placenteramente.
La camarera ademas de obsequiarme productos de la tierra, pone musica española en deferencia
a su único cliente.


Mutuo "Muito obrigado" gracias en portugués y salgo hacia la moto. A Nossa Senhora da Peneda
nos da un último guiño. Luego vienen Baleiral, Roucas, Gavieira y otros pueblos con auténtico sabor
montano.






"Você pode me fazer uma foto...

...a min nâo, com a moto...obrigado" Le chapurreo a un chaval que me saque una foto con la moto
pero me la hace a mi, luego, dispara otra con la moto. Nos reimos y charlamos un rato. Por su carácter
y educación tengo especial afecto por las gentes portuguesas. Esos jugadores y entrenadores
ególatras, ariscos y soberbios lusos conocidos, poco tienen que ver con las personas que allí he tratado.

Asciendo un puerto de la ruta admirando los penedos (peñascos) que dominan el paisaje.
Pero me siento observado...

...aquí los astados "ven las motos desde la barrera". No me extraña, viendo las sospechosas
marcas del guarda-rail.

Hablando de penedos, por algunos hasta las motos de carretera podrían circular.

Voy en la proa de la Honda sintiéndome el rey del mundo... confiando que no haya icebergs.




Pillo un buen cabreo al ver el primer incendio del año. Me sereno camino de Melgaço que hoy
solo lo rodeo.



Al poco rato salgo de Portugal. La entrada acá no es muy estética...

...pero se van poniendo guapos los rincones que nos salen al paso.





Ya estamos cerca de casa. Paro, apago el motor, me saco el casco y escucho... Nada, otra mentira.
No se escucha la musica de niguna peícula..

... pero en mi cabeza todavía suena la melodía del tema de Amaral en la taberna de A Peneda:
...quiero vivir
quiero gritar
quiero sentir
el universo sobre mi
como un náufrago en el mar
quiero encontrar mi sitio
solo encontrar mi sitio....
Abril 2015
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