PortuGal-icia
Nada mejor que tener una mujer que también anda en moto. Tienes un día de semana libre y hace buen tiempo.
- “¿Por que nos aprovechas para dar un paseo largo que yo recojo a los niños del cole?”- Me dice con una sonrisa de complicidad..
Así, con los preparativos ya comienzo a saborear el día.
Con un cielo perezoso nos recibe Castrelo de Miño.
A la orilla de otro río, el Arnoia, me empieza a sobrar ropa. Tras gozar del placer sensorial del lugar seguimos ruta.
En teoría estamos dibujando vectores de fuerzas centrífugas, centrípetas, gravitatorias y velocidades angulares con momentos giroscópicos…...En la práctica estamos disfrutando de curvas enlazadas.
Voy tan concentrado en la carretera y con un sentimiento tan grato que me planto en otro país en un santiamén. La frontera es un transito social de dos culturas; en realidad por esta zona se nota poco a nivel paisajístico y humano.
La capacidad cognitiva de percibir lo que otro puede sentir se denomina empatía, pero ante esta abuela lo que se siente es veneración.
Estamos entrando en la localidad portuguesa de Castro Laboreiro. Es singular por muchas razones y curiosas costumbres: Paisaje, raza autóctona de perro muy valorada, mujeres que nada mas casarse se vestían de por vida solo de negro por el marido que podían perder….
Me someto al frescor y penumbra de su iglesia románica recientemente restaurada con bastante acierto.
Salimos de la plaza y pistas entre muretes nos llevan a un puente que tenia interés en conocer.
Le llaman “Puente Celta” . In situ es una gozada disfrutar de su simplicidad y estética. No conseguí información si realmente se construyó por nuestra antigua tribu.
Desando el tramo que no me decidí a meterme con la moto -una de las pegas de salir solo- para seguir conociendo mundo y las sensaciones que despierta.
La roca ígnea plutónica constituida por cuarzo, feldespato y mica, es la protagonista del entorno con el permiso de algún espantapájaros adaptado a la climatología.
A veces es saludable salirse de lo planeado y dejarse llevar por caminos con historias.

Acaban carretera y pistas en Ribeiro de Baixo. El río Barcia mas que separar, une dos paises.
Dos hermosos cerezos. La clorofila es una biomolécula fundamental en la fotosíntesis, proceso que permite a las plantas absorber energía a partir de la luz solar. Nos metemos bajo tan fascinante proceso.
Paso por unos cuantos lugares guapos para dar cuenta de lo que traigo para comer, pero solo tengo agua para beber. Una tienda bar me ofrece asiento y una cerveza local; si no la tomo es como si le faltase algo a Portugal.
El entorno del santuario de A Peneda nos atrae como un iman. Un pequeño paseo y un “pingo direto” -café cortado- completan el momento antes de volver a montar.
Rouças y sus campos escalonados. Aunque se dice que la belleza está en los ojos del observador, los lugares elevados por los que vamos ruteando consiguen que hasta el mas obtuso se quede sin palabras.
Una pista empedrada pone a prueba las suspensiones y mi justito talento pero me lleva a descubrir una aldea ribereña hacia la que decidimos ir.
Se llama Varzea y por sus callejuelas no caben los coches, de modo que para unir las dos vías asfaltadas que llevan al pueblo hay que serpentear por zonas muy inclinadas con una canalización de pluviales amenazadora.
El paseo por las orillas del embalse de Lindoso es bucólico pero ensombrecido por pueblos de los dos paises sumergidos bajo sus aguas.
Salimos de Lusitania y en Hispania ascendemos hacia Olelas, uno de los pueblos mas apartados y esquivos de Ourense. La “Cachena” es la raza de vaca mas pequeña que existe. Un ejemplar parece querer bajar una escalera. Ante mi asombro me responde con un gesto de desdén.
Rápido regreso a casa.
Esto es lo que han dado de si casi 300 km y siete horas y pico de ruta.
El bueno de Barry Sheene aparte de haber sido un pilotazo fué el creador, sin saberlo, del saludo de los motoristas...

...el mismo gesto del que está hecho el "corazón" de la XLV :
Uves para todos Vs 
Mayo 2016

Mayo 2016
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