Una mañana trail-portuguesa


Toca trabajar de tarde, los niños en el cole y si tengo tareas pendientes no me acuerdo....
  Intento salir muy temprano. Foto inicial. ¡Vaya el piloto trasero fundido! No tengo repuesto.
  La Fazer de mi compi se quedará hoy sin bombilla.

  Rumbo al sur en busca del norte portugués. Se va disipando la niebla y mi modorra. Paso
sobre un joven y libre rio Limia que luego quedará domesticado por el embalse de Lindoso
en su fluir a Viana do Castelo.
  Antes de alcanzar la frontera, la ermita del Xurés nos hace un guiño y allá subimos.
Guapas vistas. Descendemos por su carretera de cuento.
 Repaso el mapa de nuestro periplo Lusitano antes de entrar.

 Ya en tierras Lusas es fácil dejarse seducir por sus bosques y por el rio Homen con
sus pozas, puentes, su pista al lado del embalse de Vilariño das Furnas, los marcos miliarios
romanos de la Vía XVIII Braga-Astoga...



















  Remata esta placentera pista de tierra cerca del muro de presa. Atravieso Campo de Geres 
y en un "cruzamento" me topo con un curioso reciclaje de un miliario.







  La atractiva N-307 asciende inicialmente en busca de las pétreas cumbres.





  Una pista nos llevará a un mágico mirador. Eso si tiene un arranque intimidatorio para
suavizarse después.... Pero llega un momento que ir solo y con la única protección de una 
postal de San Cristóbal me aconsejan ir andando los últimos doscientos metros.










  Alcanzo el mirador de "A boneca", muñeca en portugués; supongo que por el parecido 
con un monolito que hay allí. Las panorámicas sobre los montes, Caldas de Geres y el embalse
de Caniçada son espectaculares.









  Caminando de vuelta observo que ya en la antigüedad algún arquitecto se inspiró 
 por aquí antes de ir a Egipto.

  Me está esperando la Honda. Salgo de nuevo a la carretera y me detengo enfrente de 
la Sierra de Calcedonia (909 m) , no, no penséis en tangas ni medias, se llama así por 
la abundancia de este mineral en el cuarzo de este tipo de granito.







  El descenso hacia Caldas de Gerés no nos dejará indiferentes, trazado y vistas son
memorables. Me fastidia que el horario me impida disfrutar con calma del momento.













  Ya en Caldas saco mi aperitivo y lo riego con un esplendido líquido local.







  Con muy buen sabor comienzo la subida al otro mirador de hoy. Pasamos por un curioso
observatorio de vigilancia forestal, parece un faro costero en el lugar equivocado.






 

  El mirador de "Pedra bela", roca bella, es merecedor de tal nombre... además me trae
muy buenos recuerdos.








  Ya va tocando abandonar Portugal que nos despide con su inigualable recorrido a través
del bosque de Albergaria.













  Saludo a los miliarios ya Galaicos de la Via XVIII y repasando mentalmente los 244 km
de hoy, retorno por lo mas rápido... que hay que dar el callo y como me dice un amigo: Hay
que trabajar ocho horas y dormir ocho horas ¡Pero no las mismas!





  Hasta otra.

Octubre 2015

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