Fin de semana: Portugal norte


 Un rato después de "ceder"  los peques a sus tias, ya estamos rodando hacia el sur.
 Este fue nuestro periplo durante el finde:
 Pasamos por el monasterio de Celanova ya atardeciendo y poco después llegamos a Lobios.
 Casa Rosalia nos recibe con una acogedora habitación. Ducha, pequeño paseo y a cenar.
 La cama nos sirve para ordenar equipaje, nos sirvió para dormir; para otras cosas divertidas, el dosel la
convirtió en un sonajero..
 Tras desayunar, un arrumaco y partimos.
 Portela de Home es el collado que se ve sobre la señal. Disfrutamos de la cascada da Fecha,
paramos en los miliarios de la via romana XVII de Braga a Asturias. La Fazer le tiene alergia a
la tierra.
 Aunque la parte Gallega del parque natural del Xurés no está nada mal, la Portuguesa (Gerés)
es casi de cuento.
 La miel aquí es silvestre por naturaleza, por si acaso el apicultor nos mandó seguir con un gesto.
Y seguimos la mar de a gusto por la revirada y hermosa carretera hasta llegar a la localidad balnearia
de Caldas de Gerés.
 El embalse de Caniçada nos deja imágenes para disfrutar.
 Nos lleva la carretera entre alargadas cepas del "vinho verde" de la zona, a Cabeceiras de Basto
 El órgano del monasterio de San Miguel de Refojos es digno de ver por sus esperpénticas figuras.
Pequeño paseo y de nuevo a ponerse el casco.
    
 Vamos en busca de la "Casa do penedo" en la sierra de Fafe. Nos perdemos y preguntamos a unos
moteros de la zona, el de arriba nos explica, el de abajo lo corrobora con un "guau".
 No hay pueblo lusitano norteño sin sus ánimas del purgatorio...
 ... pero para purgatorio el de esta pareja de Várzea Cova, sobre todo para ella que tira de una arcaica
sembradora. Son las dos de la tarde y hace mucho calor.
 Dejamos en ese pueblo la moto de carretera. Los dos a lomo de la Domi por una pista de eólicos
alcanzamos a divisar nuestro objetivo.
 No, no está entrenando para los Geos... es que es la única forma de acercarse a la casa.
 Una vuelta entera a la casa. Se construyó en 1975 aprovechando cuatro rocas. Estar delante
de ella despierta sensaciones especiales, no nos deja indiferentes.
 En la última foto se aprecia algo azul....¡Sí, en una piscina! Fue construida con un murete
aprovechado la oquedad de una enorme losa granítica. A 30º y con la cordura puesta hay quién
tiene humor...y poca "cordura" en la cabeza.
 Las panorámicas desde aquí no dejan de ser sugerentes.
 Para sorpresa nuestra hay otra casa de piedra, quizás mas auténtica si cabe. Se utiliza como
almacén y leñera. Wilma Picapiedra a punto de entrar en casa.
 Si la zona os gusta, todavia quedan rocas para estructurar este tipo de casas.
 Ya con cierta nostalgia dejamos la colina. Tenemos hambre y retornamos a Várzea Cova
 En el pueblo nos dan bocatas, bebida y sombra.
 Tomamos dirección Mondim de Basto y hacemos la espectacular subida al pico de Nossa Senhora
da Graça de 900 m de altitud.
 Arriba nos encontramos el correspondiente santuario y el territorio a nuestros piés, como si fuese
un mapa extendido. Por arte de magia aparece un parapente biplaza. Nos regala una suave danza.
 Asi nos deber ver desde del aire....
 ... unos ratitos de relax.
 La compi...
 ... y la otra.
 Bajando nos topamos con el "local social" de unos colegas. Una maquillada Jawa como símbolo.
 En entramos en el parque do Alvao que sufrió un gran incendio hace un par de años y se nota.
Pese a ello tiene su belleza. Nos acercamos a una de las Fisgas do Ermelo (cascadas). Ya conociamos
la zona y lo realmente valioso son las "quedas", las pozas de aguas intensamente verdes del rio.
 Proseguimos camino de Amarante. No nos cansamos de mirar, pero si de prestar tanta atención
a carreteras, a otros conductores y al calor.
 El hotel Amaranto de Amarante (el recepcionista se llamaba Amarantino...¡es broma, claro!) nos
recibe de esta guisa, solo faltaban los pétalos, las copas y el benjamín. En general el hotel está
limpio pero algo descuidado, ¡como engañan las fotos de internet al hacer la reserva! Pero tuvieron
el gran detalle de cedernos un almacén del hotel para dejar las motos.
 Rato de aseo y relax y a continuación paseo y cena; para esto último elegimos un lugar turístico
de tal manera que cambiabamos entorno por comida. Ademas los del noroeste sabemos que mas abajo
de Viana do Castelo ya no se come tan bién.
 Vease la expresión de una mujer cuando uno lleva disparados nueve selfies y en ninguno salimos ambos.
 El postre lo tomamos en el claustro del monasterio de Sao Gonçalo donde habia una feria de confiteros.
 El domingo teniamos el plan de acercarnos a la costa, darnos un chapuzon y subir por el litoral
pero la densidad de tráfico y el continuo rosario de poblaciónes nos agobió. Paseo tranquilo por un
Guimaraes que ya conocemos pero siempre sorprende.
 Me atraso un poco en la subida al castillo de Povoa de Lanhoso...
 ... y cuando llego arriba me encuentro a una chica desahogandose ante si misma por haberse
bloqueado sobre la moto en una determinado apuro.
 Con mas tranquilidad obsevamos como castillo, capillas y demas construcciones estan cimentadas
sobre la misma losa.
 Rodamos hasta el rio Cávado en el parque del Geres y comemos unas Lanchinhas que compramos
en Guimaraes. Fantasticás y serenas la vistas del "restaurante".
 Carretera en dirección a Chaves y tomamos un desvio. Esto se está acabando. En Montalegre, que
es la última villa portuguesa, nos hacemos el remolón estirando las piernas.
 Y ya vamos regresando a casa. Un viaje intenso y estimulante.
 Hasta otra, dice mi chica...
 ...y yo también os lo digo: Hasta otra, pues.


   Mayo 2015

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