"Brandas" de Portugal
De verdad,intenté salir acompañado. Avisé a algún colega con tiempo pero había compromisos. No es que este carácter solitario se hubiese vuelto sociable, así de repente. En absoluto. Pero en la ruta planeada aparecían un par de pistas con fea pinta (y eso que el Maps es muy benévolo) y quería un compañero como apoyo por si había lío, solo por eso. Espero que no lean esta crónica…
Es temprano y la luz se va adueñando de la tierra y del agua. (Pinchando sobre las fotos se ven con mas calidad)
Salvo la de la Paz y el de la Alegría uno no es muy de banderas ni himnos. Pero este escudo me dice que estoy pisando puntos y rayas de un mapa.
Es la segunda vez que pasamos por esta carreterilla portuguesa y también es la segunda vez que me detengo en este punto.
Estamos cerca de Lamas de Mouro una de las puertas del Parque Peneda-Gêres.
¿Pero piensas adentrarte por aquí tu solo? Me preguntaba la primera pista prevista. Tiene zonas muy degradadas alternando con otras llevaderas. Con el consabido ”un poco mas y si no mejora reculo” hago unos kms hasta que me harto y doy la vuelta. Tras este infructuoso intento, vuelvo al asfalto y en Sao Bento do Cando tomo un desvío montaña arriba.
La arena que cubre un reciente asfaltado pone a prueba el Abs, el control de tracción y el Dct de la TA; o sea, a mi tacto, equilibrio, suela de las botas y nervios.
Subimos hacia una “branda” equivalente a lo que es una braña o cabañas de alzada en el norte peninsular. Tras una curva, con el enésimo deslizamiento no provocado, aparece la Branda de Bosgalinhas.
Un agradable lugar. Estas aldeas de montaña se habitan temporalmente desde junio a octubre. El ganado tiene pastos frescos y los “veceiros” (pastores) también siembran centeno y pequeños huertos.
Volvemos a la pequeña carretera principal y unos pocos kms después, un ramal empedrado que las suspensiones absorben como pueden y sin que me caiga ningún empaste dental, nos sube a la Branda da Junqueira, casi hasta el cielo.
Otro mágico y relajante entorno.
Esto es una callejuela por la que pasa ganado, personas y el agua cuando toca.
Desciendo con hambre, me espera al fondo el pueblo de Rouças.
Chorizo de Orense, pan de Pontevedra y cerveza portuguesa se enzarzan en un tórrido y placentero trío Suele decir un conocido que el amor mas barato es el que se paga; estemos o no de acuerdo con el, lo cierto es que en el bar de Rouças donde me dejaron comer mi bocata, cobraron por una Super Bock, una nata (pastel artesano) y un pingo (café cortado) 2 euros.
Bueno. Uno vino hasta aquí para andar en moto, no para tener orgías mentales. Montamos de nuevo, pues.
Pasado Soajo se fastidia un poco la digestión cuando atravesamos zonas arrasadas por los incendios.
Mezio es una zona con importantes restos megalíticos. Queda pendiente una detenida visita.
Me llama la atención el portalón de un palacete. Con esta luz, ningún fotógrafo sacaría de su funda la cámara. Pero como yo no lo soy, si lo hago.
Pronto llego al comienzo de otra pista programada. Esta muy degradada resulta peligrosa. No tiene sentido sufrir en primera, machacando la moto y con previsible caída a cada metro. Hasta en una ligera enduro tendría que aplicarme. Cuando decido dar la vuelta me da la risa imaginando a las reporteras de Anfetatres o de Telainco vestidas de camuflaje diciendo “y en este salvaje lugar aparecieron los restos que dejaron las alimañas del irresponsable motorista solitario que...”
El caso es que la alternativa asfáltica por los pueblos de Padrao y Porta Cova es excepcional.
Sabes que están cerca y sin embargo parecen de tierras lejanas.
Estos parajes con una adecuada luz del atardecer deben ser una gozada visual. Pero no podemos esperar. Cerca está la última branda de hoy.
La branda do Alhal está hoy completamente vacía. Los tiempos han cambiado.
Bueno es carecer de vicios pero es muy malo no tener tentaciones y aunque ya no quedan muchas ganas para pistear, nos metemos en otra. Y esta si es guapa. Decimos adiós a estas tierras por una pista a través de un venerable bosque.
Ya por carretera vamos en 5ª a 4500 rpm que sabemos son 100km/h. La rueda estriada del reenvío a dicho adiós Tras 4 meses de parkinson la aguja del velocímetro ha sufrido un gatillazo irreversible. Esos mismos meses que un forero me dijo que tenia el engranaje y no lo comprase que ya me lo daba, je je..
Otro escudo mas conocido, nos da la bienvenida. Se merece. Ha sido, pese a todo un gran día de moto y además vuelvo con ella. Por que la estadística es una ciencia que demuestra que si mi vecino tiene dos motos y yo ninguna, los dos tenemos una. Pero no creo que mi vecino trague.

Julio 2017
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