Catorce mil segundos trail


 Hoy nos moveremos cerca de las orillas de dos caudalosos ríos.
 Es una tarde soleada. A los treinta km de ruta el Miño lo tenemos muy abajo. La vegetación primaveral empieza a reclamar la atención por sus colores y aromas.


  Rodamos por retorcidas carreteras donde la cuarta y quinta son meros adornos del cambio. La iglesia de Atán es del siglo XIII pero nadie lo diría al verla de lejos. Una moderna rehabilitación la dejó así. No será el único templo curioso que veamos hoy.


  La moto esperó en el cementerio. Vamos ya por pistas y entre frescos bosques y por montes mas desarbolados llegamos a la aldea de A Míllara.



  Este pueblo estuvo abandonado medio siglo. Hace unos años unos empresarios dedicados al vino de nivel fueron comprando y rehabilitando las casas. Se respetaron los volúmenes y materiales originales. En este sentido, un acierto.



  Abandonamos este estético lugar y el Miño por carreteras muy trail. Pronto aparece otro pequeño pueblo semi abandonadao.




  No muy lejos, el templo de origen monástico de San Miguel de Eiré muestra sus armónicas proporciones. Data siglo XII  y posee muchos detalles del prerrománico asturiano.


  Metemos nariz y cúpula por una pista desconocida que nos lleva a un pequeño y estético lago. Lo circundamos y resuelvo que es una antigua cantera reciclada. No está mal el sitio.



  Toca volver a la carretera por una sombreada pista. Me topo con la curiosa iglesia de Rosende. De la original solo quedan piezas del campanario que está adosado a un monasterio benedictino del siglo XIII. Espero poder ver su interior en otra ocasión.


  Según nos acercamos al Síl, el otro río de hoy, la atmósfera  se va saturando del polen de los pinos. La zona del embarcadero de os Chancins  es seductora.



  Muy cerca hay otro pequeña zona para atracar. Pero su fin no es turístico ni deportivo. La vendimia y cuidados de estos pequeños y empinados viñedos se realiza en barca.


  Las terrazas (socalcos en Galicia) obliga a instalar pequeños funiculares para la recogida de la uva.



  Pero eso en las viñas mas grandes. En las pequeñas y abruptas la vendimia es un “deporte” de riesgo. Un buen enólogo de una uva mediocre podrá hacer un vino mas que aceptable, pero el mimo y esencia de estos racimos está fuera de su alcance.


  Pasamos casi sin detenernos por los coquetos molinos del Xábrega camino del mirador de a Cividade donde nos paramos poco.



  Unos kms mas de pista y en la otra orilla del cañón emerge el pequeño monasterio de Santa Cristina  entre los castaños aun sin hojas. En un mes apenas se verá su tejado.




  Como casi siempre con la moto, el tiempo pasa volado. Reorganizo el recorrido y por esas carreterillas que gustan pasamos por el santuario de Cadeiras. Otro curioso templo barroco, en este caso inacabado. Supongo que precisamente por ello los cobertizos de los canteros siguen en pie.



  Vamos abandonando el bosque y la pista se abre entre viñedos. Una gozada de recorrido.


   Contrastan las aun tiernas hojas de la vid con las arrugas de su cepas.

  Aunque todo este recorrido es un continuo mirador, desconocía este de os Chelos en Amandi.


 Vista hacia el este…

   y hacia el oeste.
  Final del recorrido. En este momento, la luz de la tarde da un plus de serenidad. De saldo solo me
quedan tres mil segundos,  toca regresar por lo mas rápido.

      :ch)
  Abril 2017

Comentarios

Entradas populares