En busca de la bodega perdida (por Sebito)
Ayer miércoles el liante de Ecrins me invitó a una chula rutilla por los viñedos de Chantada a la que no supe negarme, a pesar de que hoy y por motivos de trabajo tuve que volver de nuevo casi a los mismos sitios, dado el entorno no me importó en absoluto.
El punto de cita fue a la sombra del casi único árbol de los alrededores, por la ribeira el sol pega de lo lindo y más vale ponerse a cubierto:


Desde allí tiramos hacia el río, carreterillas estrechas y retorcidas, guapas para motear. El pazo de la tercera foto parece de un tamaño respetable, pero un poquito antes y a nuestra derecha no vimos otro realmente imponente. Otra vez será:




Así llegamos a la ribeira, la carretera termina y pasa a ser pista entre los viñedos, la seguiremos mientras vaya en nuestra dirección y no nos extraviemos, un compañero que vive por aquí me dice que puede haber tal vez 500 km o más de pistas entre las viñas:







Muy chulo y bien pegaditos al Miño. El secreto de las fotos de Carlos es que a veces se embosca en la espesura y nos dispara a traición esas fotazas que luego tanto nos gustan:


El sol pega de firme, y las zonas sombreadas se agradecen:


Este árbol en venta...a eso llamo yo tener esperanza, jeje:

Seguimos en la misma tónica. Más o menos por aquí tiene una viña un amigo al que echamos una mano mi santa y yo por la vendimia, por ahí andará la crónica...


Vemos al fondo el muro de la presa de Belesar, en las fotos siguientes se ve la viña, el muro y a un menda de faena, estamos cerca pero aun así no fui capaz de localizarla, no di con la pista que lleva a ella, es todo un tanto liado de orientarse, al menos para mí:




Se dice que racimos así, como de a kilo, dan tal vez una botella de vino o casi. Realmente hoy no quería ver la viña porque sí, pero recordé que junto a ella hay una fuente y tenía la boca seca como la lija...

Así que tras dar un par de vueltas sin conseguir localizarla, seguimos adelante. Cerca está la iglesia de Pesqueiras del siglo XV que cuenta con unas pinturas murales de lo mejor de Galicia según parece, pero estaba cerrada y las fotos son de la Red:








Curioso ese demonio. De la iglesia zumbamos hasta la presa de Belesar; según me contaron, el agua que se ve salir no escapa al río, de día mueve las turbinas y se almacena, luego durante la noche se bombea de nuevo al embalse y repite el ciclo. Qué cosas...

El cercano monasterio de San Estevo de Ribas de Miño allá en las alturas:

Ibamos a entrar a la zona de turbinas pero casi mejor otro día. Así que damos un vistazo a un puente chiquito al pie de la presa, y luego la cruzamos por el muro:





Algo más adelante Carlos me tenía reservada una sorpresa: una preciosa pista estrechita y escondida que cruza el río Asma continuando entre viñedos hacia Belesar:







Una chulada total, si hasta ahora discurría entre vegetación, ahora se abre y nos ofrece unas panorámicas imponentes:



Vemos viñedos de la bodega Vía Romana, aquí radican varias de las etiquetas más reconocidas de la denominación Ribeira Sacra, y a la izquierda el pueblo de Belesar donde ya estuvimos cuando el pulpo de San Froilán. Llegamos a él por otra ruta, lástima que entonces Ecrins no me había enseñado ésta, os hubiese traído por ella sin dudar:

Así bajamos al pueblo y al embarcadero:





Un inciso: una GS y una Africa codo con codo. Respecto de la estética de cada una, que cada cual saque las conclusiones pertinentes:


¿Tenemos cara de que la tarde está resultando una pasada o es imaginación mía?

Tras una birra bien fresquita que entra de vicio, algo más de ruta. En la foto un tractor con fresadora que deja las cunetas despejadas, aquí en Galicia la vegetación crece como loca, conozco carreterillas que de no limpiarlas quedarían a menos de la mitad de su anchura:

El viejo puente de Chantada, desde aquí se da la salida a la subida automovilística que se hace en Agosto, en tiempos fue puntuable para el europeo de Montaña:

Algo más adelante algo de imaginación en los setos: un zorro, un gaitero, un motorista...realmente están logrados:




De nuevo regresamos al Miño y a las pistillas, aquí unos cuantos kilómetros aguas arriba:








Algunas sin salida y toca retroceder hasta encontrar la buena:

Así desembocamos en la iglesia de Guadalupe ya vista por aquí:

Y afilando un algo los flancos por una carretera de excelente piso, cruzamos el Miño de nuevo por el llamado puente de Mourulle rumbo a Taboada:



Donde nos despedimos y tomamos rumbos opuestos. Carlos, tío, te has esmerado y me has enseñado unos cuantos sitios molones que no conocía, a ver cuándo puedo hacer lo propio.
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