Por los caminos del artista


  Días atrás estuve en la exposición de un pintor que nos dejó el pasado año. Largo Torres Pato será siempre un artista. Y siento no haber tenido mas trato personal con él.

  Este día de invierno, pese al cielo gris y una luz cenicienta en la atmósfera, invita a meterse por bosques dando poco gas. Tratamos de no ser intrusos sino parte de la vida que late por aquí.


 A él y a su compañera Marga los conocí mientras uno vivía una espesa época. Les agradezco su paciencia conmigo.
 Coincidió que en aquel momento había empezado a salir con mi primera moto, una madura que me llevaba diez años.

 Rodeando el pazo de Coto Martín, evoco los claroscuros de aquellos días.



 Estos caminos me son familiares pero siempre se visten distinto.
 La moto decide el rumbo y me dejo guiar.


 Aparecemos en una pista paralela a un río.

 Suena un rumor, se siente una vibración y nos recibe una oleada de vapor de agua. Algo así como la tormenta de inspiración de un artista. 

 Se trata de la fervenza (cascada) do Viñao.
 El impagable y vivificante frescor del ambiente no sale en las fotos. Mis disculpas.

 Las botas pasan del suelo a las estriberas. Seguimos administrándonos esta terapia de moto por un entorno íntimo y expansivo a la vez.


 Marga, la compañera, musa y muchas cosas mas. Sin ella quizás no fructificaría el artista.
 Otro sentido que se añade a la fiesta. El aroma de las mimosas o acacias no es el de un día seco pero es suficiente para despertar la mente ante los estímulos de la naturaleza.


 La bota balancea la palanca del cambio y el guante enrosca y afloja el puño del gas. Las posaderas se inquietan si sus deslizamientos transversales son excesivos. Y metidos en esta profunda letanía aparece una iglesia tapiada ¿Para no entrar o para que no salgan?

 Una senda nos hace descender hasta a un paso imposible, al menos para mis habilidades y valor.
 De tan sencillo y natural el lugar tiene magia.
 Volver a subir a la pista principal me costó lo indecible, casi no lo consigo. Los Contiescape se convierten en un slick con facilidad, echo de menos mis anteriores K 60.
  Con Marga, Largo y su cuñada estuve en Italia. En Florencia los museos de Ufizi y Pitti me superaron y agotaron. A Largo todo lo contrario, salía pleno, en su ambiente.
 Me cuesta reconocer no sin cierto pudor, que uno se siente mas integrado en medio del monte que en una pinacoteca.

 Vamos algo mas rápido por unas pistas con firme resbaladizo y mimetizado con hojas caídas.
 Cerca de Milán acampamos en el camping de Monza. Aun resuenan en mis oídos los motores por el circuito. No vi ninguno pues se acampa en medio de un denso bosque. Aquí y ahora solo suena el suave ronroneo de la japonesa.


 Como la vida imita al arte mucho mas que el arte a la vida, el óleo de los caminos nos devuelve a las orillas del liquido madre que aquí se llama río Barbantiño.

 La lógica te lleva a un punto concreto, la imaginación a todas partes.

 Quizás por eso disfruto tanto con la moto. La planificación milimétrica de una ruta no me permitiría gozar de estos momentos.
 Dejamos el firme de tierra, muy predominante en esta ruta, para volver a pisar algo de asfalto. Aun así el entorno sigue esplendido.

 El tópico de las tonalidades de la paleta del pintor se hace verdad en algunos parajes. Como me dijo en cierta ocasión una buena señora "Cuídate de la gente gris, tiende a robarte los colores.


 Nos acercamos a la casa de Marga y Largo. Ahora está en venta. Demasiada vida y emoción latió ahí dentro para que su compañera pueda residir sin añorarla en cada instante, en cada rincón.

 El siempre será un artista. Pero por encima de todo eso, un gran ser humano.
  En realidad está situada a un cuarto de hora de la mía andando. Mas nunca la visité, ni pisé su estudio. Y bien que lo siento. Será la dinámica de la vida que nos traemos o como dicen Fito y los Fitipaldis en su canción:
                 Ojala me hubiera dado cuenta antes.
                 No siempre lo urgente es lo importante.
                 Tal vez son las brujas
                 tal vez el destino.
                 Yo siempre me pierdo en el mismo camino.

 Regresamos a casa. Está muy cerca por un agradable atajo.

 Entrando al garaje apago el motor y parece que algo se difumina. Pero sin saber ni cuando ni donde, de nuevo estaremos sentados en el sillín y asiendo el manillar.
 Estoy ordenando las imágenes y escribiendo todo esto que os cuento en mi pequeño estudio, bueno en realidad mi leonera.
 Y en ella está una cuadro de Largo. Por razones varias lo considero mas en usufructo que en propiedad. Apenas entiendo de arte, pero si un poco de emociones. Imposible describir todo lo que me despierta y evoca este lienzo.
 Ya sabéis, si en alguna ocasión os apetece hacer una ruta entre dos puntos distantes un km, consultar, que este artesano os la diseña y será entretenida. Cierto que la de hoy ha sido muy especial.

La moto ha dejado roderas por los caminos del Artista.
Y me ha dejado huella. Como no.

:ch)

Marzo 2018

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