Un lunes al sol tras la frontera


 Arranco con tres objetivos pero solo con una idea, dejarme llevar y disfrutar. ¡Al sur!
  Villa medieval de Vilanova dos Infantes.
  Celanova, monasterio de San Rosendo.
Templo inacabado de Couso de Salas.
  Ensimismado con el placer de las curvas y del paisaje, el tiempo y los kilometros vuelan.
  De hecho he dejado atrás una Monarquia y circulo por una República.
  Donde también las almas también tienen sus problemas. Con todo me encantan las tierras portuguesas.
  El terror de los buenos fotógrafos es el cableado aéreo, en este caso añadiria que de los malos, también. Lo cierto es que estos alejados pueblos portugueses no tenian luz eléctrica hace medio siglo.

  Recorremos pistas de granito descompuesto que nos llevan por guapos paisajes.
  Otros caminos empedrados ponen a prueba las suspensiones y la calidad de mis empastes dentales.
  Pero siempre hay rincones que vale la pena disfrutar.
  Y carreteras terciarias evocadoras.
  Que nos llevan a un embalse, en este caso el de Paradela.

  Cuando está pleno de capacidad, el aliviadero circular parece un tetrico sumidero no exento de belleza.

  Paso por Sirvozelo y llego a Cela. Allí charlo con una simpática señora, aparte de comentarme que va al médico a España con frecuencia, también me indica la pista que me acercará al primer objetivo. "Obrigado senhora"
  Transitamos por una pista rota y deslizante.
  Nos entretenemos atravesando un puentecillo de madera sobre el curso del Ribeira das Cavadas.



  Me planto enfrente del primer objetivo: A cascata de Cela de Cavalos, rebautizada como Dulce Pontes. Preparo mis vituallas.
  Doy cuenta de mi comida en medio de un espectaculo de luces, reflejos, sonido y frescor. Enfrente la poza y cascada.
  A un lado las losas para tomar el sol y un antiguo molino.
  Y detrás la modesta pero fiel moto.
  Es un placer solitario comer aquí, una gozada.
  Vuelvo a montar con el murmullo del agua como banda sonora.

   Hago la digestión prosiguiendo la pista ya por terreno mas áspero.
  Cruzamos la aldea de Xertelo.
  De nuevo por lo "marrón" que en realidad es casi blanco.
  Es un paraje solitario y pétreo. Cualquier nimio incidente en estas pistas puede convertirse en algo serio.
  Aparecen cursos de agua en este imposible lugar.
  Y de pronto ya vislumbro el segundo objetivo.
  "As poças sete lagoas" es un lugar mágico.

  "A Lage dos infernos" (1010m) cierra este paraje por el norte.
  Atractivas pese a cierta escasez de caudal para ser invierno.
 Es un recóndito y poco conocido paraje.
  Bañarse y gozar de un día aquí es gran experiencia.
  Muy sensual, tanto que nuestro hijo pequeño surgió de una tarde loca en estas pozas del río Cabril.
  Ni la presencia de una pequeña presa rompe la estética natural.
  Este cojunto de pozas, en verano son una gozada
 
  Con un hasta pronto me despido de un lugar emblemático de mis vivencias.
  No conviene seguir pista arriba.

   Continuamos.
  En estas desoladas montañas los riachuelos buscan su cauce a base de continuos saltos.
  La sensación de soledad no suele desagradarme, pero a veces es excesiva.

  Con parajes mas agradables nos saluda la población de Cabril.
  Y de ahí partimos a la caza del último objetivo del dia.
  La primavera está dando sus primeras pinceladas.
  Y bien que se agradece la vegetación tras cierta aridez.
  Tanto afán por descubrir que apenas cabe Domi.
  
  Pero todo tiene su premio por aquí.
  
  Cerca de mi tercer destino dejo la moto.
  Y me asomo a las "cascatas Tahiti". La última meta de hoy.
  Las mas conocidas por la gente.
  Y son realmente guapas estas pozas.
  Pero mucho menos conocido es el sendero secreto que nos acerca a la parte inferior de dichas pozas.
  Ya estamos llegando.
  Un espectacular remanso turquesa de límpidas aguas.
  Resguardado y atractivo.
  También con recuerdos de algunas excursiones de verano.
  Me encanta este sitio. Hay energía.
  Tras la caminata, chorreando de sudor por la vestimenta, monto en la moto y ruta para casa.

  Atrás va quedando la pista que estamos subiendo.
  Una "sombra autorretrato" cerquita de la frontera.
  Y salimos de la Républica para entrar en....¡Hum, con ese escudo parece la Dictadura!
  Rio Miño y unos cuantos puentes. Atardece en Ourense y pronto estaré en casa.
  Llego satisfecho y algo cansado por las vibraciones del monocilindrico; podria tocar el piano solo moviendo las muñecas del temblor que traigo en los dedos. 
  Esto es lo que dieron de sí 300 km de moto. Un excepcional lunes.

Marzo 2016

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