Un par de dias por Peneda-Gerês
Al comienzo de la tarde partimos dos colegas a lomos de unas motos nobles, fiables y divertidas
En poco más de una hora entramos en el P.N. Peneda-Gerês, al norte de Portugal.
Nos recibe la Mata (bosque) de Alberguería vestida de gala. Retorcer aquí el puño
del gas es un sacrilegio.
Nos desviamos por una pista fácil que recorre una orilla del embalse de Vilarinho
das Furnas. Un placer rodar por aquí.
Después de acercarnos al mirador da Junceda, el descenso hacia Caldas de Gerês
es sencillamente espectacular.
Hotel, cena (bacalao, como no) unas birras, paseíllo nocturno y a “boxes”
Tras el desayuno toca subir y seguir disfrutando hacia el mirador de Pedra Bela .
Luego cascada del río Arado.
Continua la naturaleza muy generosa: Nos regala las cascadas y pozas
de Tahití...si, aquí las denominan de esa manera.
Las carreteras, moto y paisaje forman un conjunto divertido y esplendido.
Fafiao tiene un Foxo do lobo (antigua trampa para cazar lobos) digno de admirar
pero la senda es un poco larga para nuestro horario.
Llegando a un guapo bar a la orilla del río Cabril. Ahí tocó bocata y Super Bock, una buena cerveza portuguesa.
Comienza el otoño alrededor de la carretera que nos acerca a la aldea de Pitoes das Junias.
Recorremos este auténtico pueblo de montaña y el adoquín lleva nuestras motos a su derruido monasterio.
A pocos kilómetros salimos del país vecino en algún tramo indefinido de la
carreterilla que lleva al pueblo orensano de Requiás.
Con la penúltima parada admiramos un par de menhires con 3500 años
a cuestas. Finalizamos prácticamente una guapa ruta de un par de días.
Con un buen amigo y una moto que da muchas satisfacciones para lo poco que pide, solo te quedan buenos
recuerdos del viaje
¡Hasta otra! 

Octubre 2019
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