Hacia el virus en la trail
Hola a todos. Pese al confinamiento hoy toca moto.
Antes de salir conviene mirar a los lados, no sea que nos pillen.
Bajando hacia la capital cuesta resistirse a captar la imagen: La ciudad confinada.
En condiciones normales este acceso estaría a rebosar de vehículos.
Bordeo a la urbe y breve parada para acopio de suministros.
De las posibles rutas para nuestro destino tomamos la menos habitada.
Aunque la mente no está en el plan lúdico de otras ocasiones, tratamos de sacarle jugo al trayecto.
14:40 Entramos en el recinto Hospitalario donde ejerzo mi profesión.
Hoy toca turno de tarde. En esta situación especial se sabe cuándo se entra pero no la hora de salida.
Se edificó en los años 50 con la finalidad de tratar pacientes tuberculosos. De ahí su ubicación en una ladera de las afueras.
Al aparcar la moto hay una frenética actividad en el muelle de carga y descarga.
Me informan las incidencias del día antes del relevo. Hay tarea por delante.
Como la cafetería está cerrada por lógica y decreto, nos tomamos un rápido café cortado de máquina. Pese a su cuestionable aroma es el único momento tranquilo del turno.
De las funciones como coordinador de Mantenimiento poco diré para no aburriros: Instalaciones y equipos de oxígeno, vacío, climatización, electroterapia, hidroterapia, grupo electrógeno, electricidad, agua, etc.
Desde la primera planta tenemos una vista privilegiada de los operarios montando 121 camas destinadas a nuevas habitaciones de pacientes con coronavirus.
Y hablando de panorámicas privilegiadas, también lo son desde los amplios balcones del Hospital.
Lógicamente hay averías e incidencias que imponen respeto, especialmente cuando hay que estar cerca de un paciente infectado. Pero nada que ver con el temor y a la vez determinación de enfermeras, auxiliares y médicos. Impresionante su profesionalidad.
Y no nos olvidemos del personal de limpieza y desinfección que de alguna manera está también en primera línea de riesgo.
También seguridad, celadores, administrativos…todos están a una y en nuestras conversaciones no entendemos el oportunismo de fuera, sea político, periodístico, o de individuos en las redes sociales. Ciertamente hay carencias y nos faltan equipos de protección. En general escasean conciencia y buenos gestores.
Tal y como eran las relaciones de la curia con el poder en su época, la capilla es enorme. Se está estudiando su uso en caso de complicarse las cosas aún más.
Afortunadamente hoy se han resuelto las incidencias y realizado los controles con relativa normalidad y podemos salir a una hora prudente. Aún así el sonido del teléfono corporativo amenizara la madrugada.
Tengo que enseñarle mi certificado laboral a un policía que controla los desplazamientos. Me da las gracias y yo se las doy a él. Las calles otrora bulliciosas están vacías. Impresiona.
Acaba esta ruta extraña en el portalón de casa. Y me invaden dos sentimientos contradictorios, uno la ilusión de que esto acabe pronto, aprendiendo de ella...
...y por otro, al ver las motos de mi chica y de los chavales, que pueda traer el bicho a casa.
Sirva esta crónica para valorar y aplaudir a TODOS los que están ayudándonos a salir de esta. Y por otro lado tener la esperanza que se fomente la inversión en investigación y sanidad.



Abril 2020
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