Dos días por "A Costa da Morte"

 


Por ahí nos llevará la trail:



Han estado chispeando las cuatro bujías algo más de un par de horas tierra adentro y el filtro de aire comienza aspirar aire marino. La playa de As Torradas es nuestro primer contactocon la Costa da Morte, llamada así por la cantidad de naufragios que registra su litoral.


Ya en dirección sur, por una pista de tierra costera comprobamos que los Anakee Adventure que estrenamos se comportan bien fuera del asfalto y eso que el delantero por su dibujo y profundidad augura mucha cautela.




Y así alcanzamos otra parte amable de esta costa, la playa de San Miro. Y poco después la villa marinera de Malpica.


Cabo de San Adrián, ermita de dicho santo y comedor inigualable frente a las islas Sisargas.




Una carretrilla guapa guapa nos lleva al faro de Punta Nariga. Es de los más modernos de Galicia y realmente estético. El entorno tampoco tiene desperdicio. Muy recomendable.





El magnifico Atalante de su “proa” encaja perfectamente...


Pisteando por Niñons oteamos la ermita y mirador de nuestra señora del Faro. Pasamos por Corme, famosa por sus percebes y por una chula carretera alcanzamos el cabo de Roncudo. Esta vez su faro es solamente práctico.





Ponteceso y el estuario del río Anllóns devuelven temporalmente suavidad a la costa.


Pasamos de largo por Laxe una de las villas mas “turísticas” de esta costa. Sobre su arenal hicimos una de las pocas fotos de mi primer viaje largo en moto. Hablamos de finales de los 80, cuando todavía se usaban las cámaras con carrete.

Retorcemos el puño hacia la aldea de Camelle donde recaló hace años un alemán con vena artística. Su obra la realizó totalmente en los alrededores de su pequeña vivienda cubica. Vestía solo un taparrabos y nadaba todos los días del año en el fiero atlántico…




Cerca de aquí comienza una pista bastante fácil de vistas memorables. Todo trailero que la conozca hablará de ella. Casi al inicio sorprende con una playa a 150 metros de altura sobre el mar. El viento hace trepar la arena por la montaña. Incorporo una foto de un viaje anterior enlatado y bien acompañado.




Lo que ofrece esta pista no nos deja indiferentes. Solo el viento incomoda un poco, pero de alguna manera es consustancial en este escarpado litoral.




Al fondo divisamos el cementerio de los ingleses. En 1890 un temporal empujó contra las rocas al Serpent, un barco de la Royal Navy. De los 176 tripulantes sobrevivieron tres. El resto yace en este recinto menos los 31 que el mar no devolvió.



En un recodo de la pista surge como una aparición el imponente cabo Vilán. Nos acercamos un poco pero no subiremos a la base de su faro. El viento arrecia y hay que buscar lugar donde poner la tienda.




Tras asegurar la pata de cabra, monto mi refugio a sotavento de la Transalp. Sujeto con las gomas del pulpo el iglú a la TA. Por una vez el peso de la moto es de agradecer.



Puesta de sol guapa, bocata de jamón, chocolate y al saco.




Una noche loca...por la ventolera y por dormir poco. Por tanto nos alegramos que amanezca.


Mientras desmontaba la tienda, una parejita de una furgoneta cercana me invitó a café. Gente maja hay en todos los lados. Reemprendemos ruta por la pista costera.


Nos despedimos de cabo Vilán y después de pasar por Camariñas pisteamos cerca del océano un buen rato.





La playa del Lago. Una y otro, cautivan a cualquiera.



Muxía es un hervidero de peregrinos y visitantes. Acostumbrados a parajes, carreteras y pistas de gran soledad, nos sentimos raros entre tanto congénere.


Volvemos a estar a nuestras anchas frente al arenal de Lourido. Y eso que hay un nuevo parador de turismo pero armoniosamente integrado en la falda de la montaña.



Mención especial para la Transalp. Ahora se fabrican motos mejores, sin duda. Pero esta transmite una fiabilidad que las nuevas todavía tienen que demostrar. Y así, por roderas entre gramíneas divisamos el cabo Touriñan, el autentico Finis Terrae.



Al final de una penínsulaa de 2 km por 250 m de ancho llegamos al punto nacional mas occidental. La aparente modestia de sus faros de 200 y 60 años no merma la singularidad de este lugar, bastante mas al oeste que el tradicional Finisterre.



Está muy sosegado el mar en este día. Dos veces al año el ocaso solar de toda Europa sucede aquí.



Volvemos a pasar por el istmo de Touriñan, ahora en sentido inverso y el manillar apunta a la aldea de Lires. Allí en la Terraza las puestas de sol son un espectáculo con muchos espectadores. Pero a esta hora, después de dos días sin hacerlo merecemos comer sentados en una mesa.




Tras un aromático café para la moto y camino a casa. Pero antes un par de paradas. Una sobre un Finisterre atiborrado de personas. Cualquiera les dice que la tradición es falsa y el final de la tierra está mas arriba, en Touriñan.


                                                            


La otra parada es en Ézaro. La cascada que cae directamente al mar (estrictamente a una ensenada) baja muy mermada, pero las vistas valen la pena.




Ahora le toca a la moto dar unas seiscientas mil vueltas de cigüeñal para regresar que ya se echa de menos a los de casa.

Hasta otra.


:ch)

Septiembre 2021

Comentarios

Entradas populares