Por el oriente de la sierra de Faro de Avión

 

Se pronosticaban bajas temperaturas pero apetecía (y se podía) andar en moto, por tanto tocaba pasar frío con buena disposición.
La niebla también se uniría a la fiesta.




Según ascendemos por pista, el vapor de agua en suspensión ya queda abajo. Las pozas de Melón que saludan ruidosas, son en verano una delicia para el baño.

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Las pistas que suben por la Sierra de Faro de Avión son muy llevaderas con algún tramo picantón.

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Los temporales de invierno han dejado su huella, de hecho más adelante lo padeceríamos.

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Un banco con vistas en mitad de la nada. Nos detenemos bajo un sol que regala la luz pero escatima el calor. Disfrutamos de los +3º recordando que por aquí pasa la TET.
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La Beta se mueve con soltura por la sierra, veintiocho caballos muy divertidos que nos llevan a la cima.

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Estamos a 1155m en la divisoria entre Pontevedra y Ourense. Se divisan desde aquí sierras de las cuatro provincias gallegas, muchas zonas de Portugal, el atlántico con las islas Cies y Peña Trevinca la montaña mas alta de Galicia...y ya puestos, como comparte su cumbre con Zamora, también tocamos con la retina otra comunidad.

Aunque los eólicos giran, a ras de suelo no hace mucho viento. Comeremos aquí, cerca de un mirador de hormigón prefabricado, esto de poner ventanas al monte es una absurda moda... Molaría una birra pero como hay que tomar unos puñeteros antibióticos nos conformaremos con una gaseosa cero cero.

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Es hora de ir bajando. Estos parajes son de modesta hermosura pero ofrecen buenas panorámicas y pistas entretenidas.

De hecho una de ellas nos lleva a las ruinas de A Xunqueira. Aquí la vida tampoco sería fácil.

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Vamos desembocando en aldeas aún habitadas y de complejos rincones. Dejamos el asfalto para descender por una empinada pista de tierra.

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¿A que apenas se ve la trampa?

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Pues nos la tragamos. No hubo tiempo de bajar una marcha y tirar del manillar. Caída lateral hacia un tojal y tratamiento de acupuntura aleatorio gratis.

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Curiosamente el único daño fue pese a ser plegables, la rotura de un retrovisor por su base.

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En compensación nos regalamos unas guapas curvas que desembocan en una zona de varios antiguos molinos de agua. Allí en a Veronza admiramos una gran roca recubierta de musgo. Seguidamente las acacias recuerdan que ya empiezan a crecer los días.
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El menhir natural de Peña Corneira es hoy el un enorme hito que señaliza el final de nuestra ruta.

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Enero 2023