En pareja por el Macizo Cental

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Como las teorías quitan tiempo a las experiencias directas, cojemos las motos y salimos hacia la sierra.



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Mientras subimos tenemos la sensación, muy agradable, que nos estamos perdiendo cosas del mundo actual que poco aportan.
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Allá atras queda la cumbre de San Mamede, una de las sierras del macizo Central que estamos recorriendo.
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El día se hace menos frío y sobra equipo.
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Precisamente rodar en las trail por aquí es de las cosas mas divertidas que pueden hacerse con la ropa puesta.
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La silla de la reina es un punto emblemático. Para olvidar regias golferías, jugamos a la monarquía de los cuentos.
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Con un “volvamos a las motos, principito” abdica de su reinado.
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“¿Pero esto que es? JA ja…”, resuena en mi intercomunicador. Esta rotonda en una conjunción de pistas sorprende la primera vez. La cuadrilla forestal estuvo ocurrente.
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El Fial das Corzas es un áspero y aplanada loma que secretamente une San Mamede con la sierra mas alta del macizo, la de Quiexa. Soledad y austeridad, si. Pero con mágico carácter.
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Caemos en la triste tontuna de querer cometer un pecado, equivocarnos y cometer otro. Buscábamos ser ambiciosos en el recorrido, se nos echó el tiempo encima y acabamos pecando de gula.
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Las vistas mientras comemos purgan nuestras faltas.
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Se dice que cuatro ruedas mueven el cuerpo, dos el alma. Seguimos pues paseando el espíritu a dos ruedas cada un@.
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Más de una vez he intentado sobornar a algún espejo, pero son inquebrantables por eso mejor con el casco puesto.
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La compañera decide hacerle una carrera al tiempo bajando y subiendo collados scon ansia. Debió de ganar pues el tiempo aún sigue corriendo.
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Ya se vislumbran las antenas de la estación invernal de Cabeza de Manzaneda.
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A 1778 m, en medio de todo y al borde de la nada finaliza la extensa pista de tierra que recorre todo este conjunto de sierras en forma de herradura.
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Hasta aquí la ruta. Y ya puestos a decir amén, mejor sin tilde.
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