Trail por montes de Pontevedra

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Acecha una sucesión de borrascas en el noroeste y teniendo la jornada libre, hay que aprovecharla.

Eso sí, hasta el límite provincial con Pontevedra no podemos emerger de la niebla.

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El track tiene un poco de todo, carreteras terciarias, pistas y algún sendero picantón.

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El caso es que aparecemos ante una construcción ruinosa…

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…y resulta ser una ermita consagrada a San Amaro; quien no debe estar muy contento con el clero encargado del mantenimiento.

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Aun así, un lugar muy especial.

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Si nos despistamos un poco por estos caminos, podemos ver las estrellas...en concreto de noche.

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Seguimos y poco después pisamos la arena del coso…

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…hoy lógicamente vacío.

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Aquí, en el curro de Sabucedo, se bajan en junio los caballos que viven en libertad todo el año por estos montes. Se desparasitan, corte de crines y se marcan a hierro candente los potros.

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Ascendemos hacia la sierra del Cando desde Cerdedo que ya a media subida se divisa muy abajo.

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Un correoso zorro hace de liebre -menuda contradicción- varios cientos de metros.

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Ya por pista serrana, paramos en el mirador del Couto a tomar bocata y birra andaluza, "poliamor" cervecero como se dice ahora.

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Tras el tentempié volvemos a rodar por la sierra y a lo lejos divisamos el monumento megalítico de Portalén, la puerta del más allá.

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Historias y leyendas lo relacionan como un oráculo y/o lugar sagrado de la cultura Celta.


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Las pistas de los generadores están lejos de ser un paraíso trail, pero la sierra en si lo compensa de alguna manera.

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La solitaria cima de esta sierra es el monte do Seixo de 1046 m y que se alcanza sin muchos problemas con la juguetona Beta Alp.

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Nueve caballos y medio parecen pocos, pero bien conducidos, consiguen que te apartes a un lado.

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La ermita de Santa Mariña parece estar entre el cielo y la tierra. Los días claros se pueden divisar desde este punto las rías de Vigo, Pontevedra y Arousa.

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Dejamos esta sierra para conectar con la del Suido por pistas, salvo algún pequeño tramo de asfalto muy roto.

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Sorprende toparse con una instalación de telecomunicaciones totalmente abandonada.

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Las centenarias cabañas de pastores atestiguan nuestro paso por sus dominios.

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Descenso por un mini-Stelvio que nos acerca a la civilización? y casi al final de la ruta.

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Ya de regreso nos desviamos hacia la pequeña sierra da Martiña. Allí sacamos la bolsa, la convertimos en mochila y subimos pateando a la cercana cima. Buen lugar para finalizar un buen día de trail.

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:ch)

Comentarios

  1. Gracias por contarlo, una manera de viajar desde la distancia por lugares, que quizás... algún día.

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  2. Qué crónica tan bien contada, con tan buenas fotos, tan entretenida. Muchas gracias por compartirla.

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