Saboreando la pista do Marroquí
Hoy pretendemos preparar un sabroso menú trailero. El ingrediente principal será un tramo de pista con mucha historia que condimentamos con un día a priori soleado y un par de Hondas - una milf y otra tenager- junto con una ligera Kawa verde, como no.
Mi compañera y el que suscribe nos reunimos al pie de la casa de Óscar. El staff de cocineros parte de inmediato.
Tras un más que atractivo aperitivo por carreteras secundarias y cuaternarias, asimos los cubiertos para comenzar a saborear el plato principal de la carta: La pista do Marroquí.
Pero antes de hincarle el diente, un añejo entrante con información previa acerca de dicha pista. Es un extracto de la crónica: https://motoequilibrio.blogspot.com/2021/04/de-cabeza-de-manzaneda-la-pista -do.html
la mano, pero la pista vuelve a buscar la ladera de la sierra.
Hasta aquí la antigua crónica.
Las motos nos llevan a un ritmo tranquilo por esta apetitosa pista, no es plan de engullir sino de paladear cada metro.
A media pista nos detenemos y Óscar descorcha un añejo dron que marida perfectamente con este espirituoso entorno.
Estas son parte de las imágenes del primer vuelo de los tres que hizo. Mejor verlas por youtube y darle a la rueda dentada de configuración y así visualizarlas en 4K
Antes de volver a las motos nos pasa un grupo de tres veteranos traileros que tienen intención de salir de la pista por una alternativa al recorrido original. Seguimos con el camino envueltos en el aroma de condimentos silvestres.
Llegamos al derrumbe de la pista que señalaba en el extracto del menú. Ya no existe la bionda que cerraba el paso. Estiramos las piernas mientras el dron capta una panorámica del tramo más espectacular de la pista.
Este es el vuelo:
Nuestra receta incorporaba volver por la pista en sentido inverso (en vez de puentear el derrumbe por la aldea de Chaguazoso) para paladearla dos veces y con diferente perspectiva.
El piloto lanza el dron de nuevo y adereza el regreso con unas cucharadas de tomas aéreas.
Se aconseja de nuevo verlas en calidad 4K
Una parada mas para disfrutar del buen sabor de boca que nos deja la guarnición paisajística e histórica del lugar.
Nada mas dejar la pista e iniciar el descenso hacia el vallé del Támega, sobrevuelan unas nubes de tormenta que no estaban invitadas a nuestro evento culinario.
Tanto es así que en el postre de nuestra ruta se incorpora un glaseado de lluvia. Macerada en muy baja temperatura, por cierto.
Y como nada es para siempre, escampa y la ruta nos obsequia con un digestivo chupito irisado.
Como ha sido un menú trailero satisfactorio, quedamos emplazados con Oscar para degustar nuevos caminos con sus respectivas viandas.
¡Buen provecho!
Abril 2014
Gracias,
ResponderEliminarrica, rica... un saludo.
Una pasada!
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